El caso es que para paliar la
falta de dinero en la adquisición de los bienes y servicios uno se ve obligado a
recurrir a otros recursos y quienes mejor lo saben son las personas del entorno
del artista.
Personas que deben mostrar su interés y aportar sus conocimientos, su tiempo y su trabajo en pos de cumplir un objetivo que les es ajeno. A esas buenas personas tengo que darles las gracias en mil idiomas distintos porqué sin su ayuda no tendríamos producción.
Espero que les consuele la idea de que esto es una inversión y que cuando empiece a cosechar premios y elogios ellos también tendrán su parte.
Personas que deben mostrar su interés y aportar sus conocimientos, su tiempo y su trabajo en pos de cumplir un objetivo que les es ajeno. A esas buenas personas tengo que darles las gracias en mil idiomas distintos porqué sin su ayuda no tendríamos producción.
Espero que les consuele la idea de que esto es una inversión y que cuando empiece a cosechar premios y elogios ellos también tendrán su parte.
A todas ellas va dedicada esta
sección:
Me gustaría empezar por un lugar, El Loco Club lugar donde desempeño mi actividad profesional (aquella que paga mi alquiler) como camarero, taquillero, ponedor de luces y pinchadiscos esporádico.
Agradecer especialmente a
Lorenzo Melero por dejarme ensayar en su local y apilar mis trastos durante
meses. "El beso de la mujer araña" no habría ido a ningún lado sin
esta ayuda vital.
Si empezar un negocio en estos
tiempos ya es admirable, que el negocio sea una sala de conciertos y que tenga
ese componente de pasión y de amor al arte ya es sobresaliente. Y si encima da
esas muestras de generosidad pues ya tiene el cielo ganado.
Muchas gracias Lorenzo.
Otra gran colaboración, fundamental para El beso es la de Adrián, nuestro rumano implacable. Experto manitas curtido en resolver mil papeletas, generoso al ayudarme a materializar la escenografía que había diseñado pero que no quiso enseñarme a soldar, el muy implacable.
Otra gran colaboración, fundamental para El beso es la de Adrián, nuestro rumano implacable. Experto manitas curtido en resolver mil papeletas, generoso al ayudarme a materializar la escenografía que había diseñado pero que no quiso enseñarme a soldar, el muy implacable.
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