Hace aproximadamente cuatro años que empezamos a ensayar esta obra. -¿Cuatro años?- Efectivamente y dos mas desde que se empezó a hablar del proyecto.-Pero si las obras de teatro se montan en cuatro meses-. Como un cuadro, una escultura o una novela. La obra sale cuando tiene que salir. A veces no es suficiente la voluntad del artista. Puede que la obra haya esperado a que llegara el momento preciso para salir al público. Puedo imaginar la obra como un ser, una entidad que ha estado gestándose alimentada por nuestra energía y nuestros anhelos, engordando gracias al esfuerzo que hemos depositado en ella. Fortaleciéndose a partir de nuestro sacrificio, nuestras lágrimas, nuestros sueños, nuestras pasiones y nuestros fracasos. Esperado en estado de latencia hasta que ha decidido que este es su momento. Que tiene algo que decir. O quizá hemos sido nosotros los que empujados por la rabia esgrimimos ahora nuestra obra como la única arma que tenemos para enfrentarnos a un mundo injusto.
-¿Pero porqué contar una historia de los setenta? ¿Porqué hablar de viejos ideales políticos, de viejos prejuicios ya superados?. ¿Vais a decirme que el tema de la obra es de rabiosa actualidad? Ese cuento ya lo he oído.-
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Dibujo tomado prestado de "El libro de los Abrazos" de Eduardo Galeano |
Escuché a una compañera de clase, actriz, artista, repetirnos un consejo que su madre le había dado. “En este mundillo del teatro, tienes que llevarte bien con toda la gente que conozcas. Nunca sabes donde puede salir el trabajo”. Sentí escalofríos. ¿Qué clase de mundo proponía esta chica? Como puede una persona que apenas tiene veinte años, sin compromisos, sin problemas serios, educada, con cierto nivel cultural, y una carrera artística en ciernes estar tan vendida al sistema. Llevarte bien con todo el mundo significa aceptar el mundo que tenemos y repetirlo, no importa lo que digan, no puedes discutirlo ni criticarlo solo agachar la cabeza y aceptarlo porqué puede ser trabajo en el futuro. No hay lugar para los principios, solo para los intereses. Sin saberlo, esa personita coqueta y progresista había desatado una revuelta en mi interior. ¿No es el artista un ser crítico? ¿Un elemento de las sociedades humanas que sirve para analizar la realidad, denunciar los puntos débiles y ensalzar los valores que hacen que evolucionemos hacía un mundo mejor y más justo?.Cada vez que pienso en esa chica y en el consejo bienintencionado de su buena mamá sin querer pienso en la gente que decidió no llevarse bien con todo el mundo. La gente que sufrió torturas terribles en húmedas celdas latinoamericanas, científicos que en su búsqueda del saber se enfrentaron a siniestros tribunales religiosos, escritores sometidos a una fatwa, revolucionarios que cambiaron su cómoda posición burguesa por fatigas y penurias en países lejanos, jueces condenados, estudiantes golpeados, abogados acribillados, intelectuales exiliados, familias destrozadas por sueños de justicia. La historia de la guerra entre los ideales y el poder. Igual que un hada muere cada vez que alguien dice que no cree en ellas, volvemos a matar a esos muertos cada vez que nosotros, los herederos de ese legado, los olvidamos. Escupimos de nuevo en la cara de esos presos cuando obviamos el sufrimiento que tuvieron que padecer para que nosotros, patéticos intelectuales progresistas de las redes sociales y el cortaypega disfrutemos de una sociedad del bienestar. Llevarte bien con todo el mundo es imposible en un mundo lleno de injusticias.
He aquí nuestro homenaje a las personas que sufrieron por un mundo mejor. A esos pobres fracasados que hemos traicionado y olvidado. Y está dedicado especialmente para mi compañera y su mamá.
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